martes, 29 de octubre de 2013

¿Qué puede hacer la "Marea Verde"... bajo el imperio de la LOMCE?

Artículo del compañero Eduardo García (Marea Verde Málaga), publicado en kaosenlared. Merece la pena su lectura para empezar a plantearnos una HUELGA INDEFINIDA EN EDUCACIÓN.
En 1988 una huelga del profesorado  de varias semanas, intermitente y progresiva,  provocó la dimisión de José María Maravall. Así paramos los proyectos de reformas mucho más neoliberales de lo que finalmente fue la LOGSE. 


Ahora debemos (¡y podemos!)  echar a Wert y así parar la LOMCE (incluso si se aprueba),  las medidas relativas a las tasas y las becas, el deterioro de las condiciones de trabajo en los centros, los despidos,  las privatizaciones...
La estrategia de lucha por la educación pública tras el 24 de Octubre

La huelga general educativa y las manifestaciones del día 24 de Octubre han sido un éxito. ¿Y ahora qué? Aunque la demostración de fuerza en la calle sigue siendo muy superior al seguimiento de la huelga en los centros, éste ha sido sensiblemente superior a convocatorias anteriores. No obstante, la estrategia de lucha de la Plataforma en defensa de la Educación Pública –huelga general de un día con manifestación masiva por la tarde, sostenida y apoyada en las huelgas convocadas por el Sindicato de Estudiantes-, está resultando claramente insuficiente para conseguir los objetivos: detener los recortes y parar la reforma del ministro Wert. Esto es más claro, si cabe, después de la experiencia de la huelga indefinida del profesorado de Baleares: es perfectamente posible una movilización amplia, masiva y sostenida en el tiempo a condición de que cuente con apoyos y alianzas construidas desde abajo, desde los centros educativos; convocatorias debatidas y construidas desde abajo están demostrando que tienen una capacidad de movilización mucho mayor. Esa es la apuesta de Marea Verde en Andalucía  como movimiento asambleario de toda la “comunidad educativa”.  La estrategia de la Plataforma ha cumplido ya su función y es hora de dar un paso adelante en la senda marcada por Baleares.
Las asambleas celebradas en Andalucía el pasado 24 de Octubre y las que tendrán lugar en los próximos días y las próximas semanas, promovidas desde los colectivos de Marea Verde, están sirviendo para plantear con más urgencia que nunca la necesidad de un plan de acciones sostenidas en el tiempo y apoyadas por una mayoría social amplia. Para que ello sea posible, este plan de acciones no puede componerse de acciones puntuales convocadas  desde arriba, sino que debe ser el resultado de un proceso que implique a todos los centros educativos. Una vez más tomamos como referente el caso de Baleares. Estas asambleas han servido para poner en la agenda medidas propuestas como el bloqueo administrativo de la 1ª evaluación utilizando como instrumento la huelga (táctica ya probada con relativo éxito contra las Pruebas de Diagnostico) y la huelga indefinida (sostenida en una caja de resistencia solidaria). Pero un plan así no tendrá mucho futuro si no es compartido por otras comunidades autónomas. El caso de Baleares ha mostrado, como ya lo mostró la Marea Verde de Madrid en 2011,  que el aislamiento del conflicto en cada comunidad educativa con su gobierno autónomo debe ser superado. El caso de Baleares nos ha traído el recuerdo de las huelgas del 87 y 88, con la diferencia de que éstas fueron de todo el Estado
¡Cuidado!: la oposición parlamentaria necesita la LOMCE.
Es posible que  la LOMCE no tuviera hace unos meses la capacidad que tiene ahora para movilizar a la gente contra ella. Pero ya es quizás demasiado tarde y además ha dejado a los recortes, las becas, las tasas, etc..., en un segundo plano. Ahora bien, esta mayor movilización contra la LOMCE no está exenta de sombras y tiene unas claras limitaciones a corto y medio plazo.
La inminente aprobación de la LOMCE una vez que ha pasado su primer trámite en el Congreso de los Diputados sin que las críticas y las movilizaciones sociales hayan dejado huella en su redacción -¡todo lo contrario!- nos sitúa en una coyuntura difícil.
Aparte del desaliento que puede generar el que las protestas contra la reforma Wert no hayan servido para nada (salvo quizás para retrasar unos meses su aprobación), hay otro peligro: quedar atrapados en la dinámica de la oposición parlamentaria, la politización en el peor sentido del término. Desde los bancos de la oposición ya se ha oído la antiquísima canción: no la aplicaremos, la aplicaremos lo menos posible y, para variar, la derogaremos cuando volvamos al gobierno. Una ley educativa vuelve a ser otra vez la estrella de la vida parlamentaria española.
En Andalucía, el nuevo Consejero de Educación, Don Luciano Alonso, ha vuelto a montar la misma mascarada propagandística que su predecesora convocando a todos los sectores educativos “con objeto de analizar las últimas modificaciones del contenido y el estado de tramitación de la LOMCE” . Lo ha hecho -¡qué casualidad!-dos días antes de la huelga general educativa… Haciendo oídos sordos a la oferta de Marea Verde de elaborar una alternativa desde los centros con la participación de toda la comunidad educativa, ya su predecesora hizo lo propio: , reunió el 4 de Julio a sus “más de 500 expertos” . Don Luciano no sabe nada de este famoso “plan B” que Mar Moreno debía presentar en Otoño.  
Llama la atención que hagan esto “contra la LOMCE” y no contra los recortes cuya aplicación en Andalucía ( con la impasible colaboración de IU) justifican como imposición del Gobierno Central del PP. ¿Es que la LOMCE, cuando se apruebe, no vendrá también de Madrid? ¿Por qué se revuelven contra la LOMCE y no contra los recortes?
En efecto, con la LOMCE se reabre un terreno en el que la socialdemocracia (y la izquierda moderada con presencia en el parlamento e incluso en algún gobierno autonómico: IU en Andalucía) se encuentran como pez en el agua: la discriminación de género, la religión en las aulas, la educación en valores, la igualdad de oportunidades,…temas todos importantes pero  que han demostrado ser perfectamente compatibles con la mercantilización y privatización de la enseñanza y, por supuesto, con la función de la escuela (capitalista) en la reproducción de las desigualdades de clase. ¡Con cuanta frecuencia se deja de lado este hecho evidente!. Lo único de lo que puede vanagloriarse -¡y bien que lo hace!- la  socialdemocracia es de la “democratización de la enseñanza” reducida a la “escuela pública… para tod@s”, la educación  de masas. Esta extensión del derecho a la educación es utilizada como coartada, pero ni la igualdad de oportunidades ni la “enseñanza comprensiva” han hecho la menor mella en las desigualdades de clase y las discriminaciones sociales, sino que se han limitado a modificar su estructura, de acuerdo con los intereses y las necesidades económicas, políticas e ideológicas de las clases dominantes. Sin necesidad de que llegue la LOMCE, el acceso a la enseñanza universitaria de los jóvenes procedentes de los sectores sociales con menor estatus sociolaboral y salarial, sigue siendo escandalosamente bajo. Es en esos mismos sectores donde se concentra la mayoría de jóvenes que no titulan en ESO y Bachillerato, constituyendo también la clientela mayoritaria de la FP. Es asimismo en esos sectores “populares” y en los estratos de la pequeña burguesía asalariada más abocados a la proletarización –en la que se incluye mayoritariamente el profesorado-, donde se están haciendo sentir con mayor rigor la devaluación de los títulos escolares y universitarios, la depreciación del capital escolar conseguido tras largos años de estancia exitosa en la escuela. Y es, finalmente, también en esos sectores donde los recortes, la política de becas y tasas, etc, está teniendo ya mayor y más negativa incidencia a través de la degradación de los centros públicos.
Son muchas las energías que muchos de nosotros hemos “invertido” intentando hacer de la escuela pública una institución igualitaria. Pero no podemos olvidar que no depende de nuestra voluntariosa entrega a las causas justas, de nuestra solidaridad y compromiso personal con los sectores más necesitados y desfavorecidos. Hay  algo que nos sobrepasa, es estructural y contra la que no podemos actuar exclusivamente a través de nuestra práctica docente y valiéndonos exclusivamente de nuestra, por otra parte imprescindible, entrega profesional individual. Ese algo es que la escuela pública actual es una escuela capitalista. No es de tod@s>.
Sabemos por experiencia – de cuando la LOCE y la LOE- que no hay diferencias sustanciales entre las políticas educativas de los dos grandes partidos de gobierno. Como no la hay entre las políticas económicas de las que dependen aquellas otras. Pero también sabemos que las diferencias adjetivas y los matices discursivos son importantes ideológicamente: permiten mantener la ilusión de la democracia, la apariencia de que el ciudadano-votante puede elegir entre dos opciones. Las leyes educativas, debido a la importancia central del aparato educativo en la vida de la gente,  son desde siempre los objetos predilectos  de la “confrontación parlamentaria” y el “debate político” y son una pieza esencial en la labor ideológica del aparato mediático.
En una coyuntura como la actual, tanto la oposición parlamentaria como los gobiernos autónomos de un color distinto al de gobierno central, necesitan de la LOMCE, la continuidad del juego “democrático” necesita la LOMCE.

Más allá de la LOMCE
Mientras la LOMCE centra la atención mediática, “política” y “sindical”, los recortes, en apenas dos cursos, se están consolidando y llevan camino de convertirse en algo normal. No es poco lo que se ha recortado: 6.400 millones de euros, que han supuesto 22.686 profesores despedidos mientras que el alumnado aumentó en 191.486… desde 2010. Esto solo en educación (más datos aquí)
Para evitar entrar en el laberinto del “juego democrático” y no caer en esta trampa política, quizás nada mejor que reflexionar sobre hasta qué punto la lucha contra la LOMCE nos permite algo más que  (la falsa esperanza de) dirimir los asuntos en el parlamento y las elecciones.  La escasa incidencia real de las protestas de los últimos meses, de la estrategia seguida por los grandes sindicatos, al frente de la Plataforma Estatal en defensa de la Educación Pública, traducibles como mucho en un retraso de la tramitación que acerca la aprobación a las próximas elecciones…, es algo que nos debe preocupar pues es la mejor salida para que el conflicto quede lejos de nuestro alcance y circunscrito al ámbito parlamentario.
Frente a esto hay que plantearse una vez más la urgente necesidad de hacer política….desde abajo.
Para empezar hay que tener en cuenta la posición real y efectiva de los diferentes estamentos de la comunidad educativa, pero muy especialmente de los diferentes sectores del profesorado, en relación con la LOMCE en particular o, en general, respecto al tema “legislación educativa y su enésima reforma”….En general, sabemos que las protestas que tienen como objeto reformas legislativas carecen de poder movilizador y especialmente en los sectores sociales más afectados.. Es más que dudoso que la LOMCE pueda ser objeto de, por ejemplo, una huelga indefinida del profesorado, ya que no es el sector más directamente afectado por ella. En gran parte y precisamente, para mayor desgracia, por su carácter político-parlamentario, el profesorado esperará a ver qué pasa, desencantado por los continuos cambios legislativos….
Por ello, ahora que la LOMCE va ser una realidad y empezará el proceso de su aplicación hay que evitar caer en ese lodazal donde no tenemos casi nada que ganar pero mucho que perder. Es el profesorado quien tiene que tomar la iniciativa. Está más que demostrado que solo así se activa la “comunidad educativa” ¿Por qué en Andalucía y otras comunidades iba a ser distinto que en Baleares o Madrid? Las imágenes que nos llegan de la jornada del 24 O en Cádiz son son esperanzadoras.



 El esfuerzo de análisis, de debate y de lucha debe centrarse más que nunca en la unidad que forman la política de recortes y la reforma educativa. En este bloque son los recortes los que se situarían en el centro de la protesta.
Esto quizás permita, dado que al fin y al cabo esto es solo una pieza en el amplio proyecto reformista que afecta también a muchos otros ámbitos (sanidad, pensiones, administración local, relaciones laborales, derechos y libertades públicas, penalidad, orden público,…), situar la política educativa –recortes/ reforma: una combinación letal- en el contexto político general abierto por la reforma de la Constitución de Agosto de 2012, la Ley de Estabilidad presupuestaria, los rescates financieros….
El único horizonte, si no caemos en la trampa, es articular el futuro de la educación con la necesidad de una auditoria de la deuda, llegado el caso su impago, y  con la soberanía popular y la democracia frente a la oligarquía que maneja los hilos del Estado.

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